Sólo existen dos motos Indian FTR Loeb, concebidas y diseñadas por el taller francés Tank Machine. Una de ellas pertenece al propio Sébastien Loeb, mientras que la otra ha ido a parar al afortunado ganador de un concurso organizado la pasada primavera por Indian Motorcycle.
Pero ¿cuál es la conexión entre la familia FTR de Indian Motorcycle y Sébastien Loeb? Bueno, para empezar, ¡ambos son auténticos campeones, hechos para competir!
Desde su debut en las carreras de flat track AMA en Estados Unidos en 2016, los pilotos de FTR 750 han ganado todos los campeonatos nacionales en una serie de victorias increíbles. Lo mismo puede decirse de Sébastien Loeb, nueve veces campeón del mundo de rallies y poseedor de múltiples títulos en otras categorías y deportes. Sin embargo, Loeb tuvo unos comienzos humildes: empezó con un ciclomotor. Podría haberse convertido en piloto profesional de motos de no haber acabado en el mundo del automovilismo, pero su carrera nunca le alejó de su pasión por las motos con carácter. Así que cuando Indian Motorcycle lanzó su programa FTR 1200 (inspirado en su track racer) Sébastien cayó rendido ante su encanto... y su carácter temperamental. Como alguien cercano a la marca, se convirtió en uno de los embajadores oficiales de Indian Motorcycle en febrero de 2022.

Por otro lado, aunque la trayectoria de Clément Molina ha sido muy diferente, él también siente una especial predilección por las motos de la marca estadunidense. Situado en la región parisina, su taller Tank Machine está especializado en la modificación de Scouts, FTR 1200 y otros modelos Indian. Clément no sólo ha desarrollado una gama de piezas especiales directamente ensamblables, sino que también transforma motos de serie. Las FTR Loebs son el resultado de su maestría. La primera está expuesta en la sala de trofeos del campeón (cuando no está quemando goma con ella).
La segunda fue presentada como premio en un sorteo internacional organizado durante tres meses por Indian Motorcycle que abarcó una veintena de países. Los participantes sólo tenían que visitar un concesionario para probar una FTR 1200 y participar en el sorteo. De los 9.000 participantes, el afortunado ganador fue un francés: Martin W., de Toulouse, que recogió su prestigioso premio durante el festival Wheels and Waves celebrado en Biarritz el pasado mes de junio. Esta FTR Loeb se distingue por su revestimiento de fibra de carbono, parcialmente pintado de azul y decorado con logotipos Loeb diseñados especialmente para la ocasión. El número 9 es un guiño al número de campeonatos del mundo ganados por Sébastien, y una serie de piezas mecanizadas y recortadas añaden un toque decididamente deportivo a la máquina. Otras modificaciones que también hacen destacar a esta FTR 1200 son la rueda trasera sólida y la tapicería rediseñada con costuras rojas.
Hablamos con Martin, el afortunado ganador de esta FTR Loeb.

Así que probaste la FTR, participaste en el sorteo, y ¡ganaste! Enhorabuena. ¿Qué edad tienes?
Tengo 30 años, una edad ideal para conducir este tipo de moto.
¿Llevas mucho tiempo conduciendo?
Tengo el carné desde 2015, pero últimamente no tenía moto propia, así que no podría haber llegado en mejor momento. Además, me gusta mucho el estilo roadster, y la FTR Loeb cumple todos mis criterios; ¡es un milagro!
¿Cómo te enteraste del sorteo?
Uno de mis compañeros de trabajo me lo mencionó; no estaba muy familiarizado con las motos Indian, aparte de las grandes Chiefs. Así que pensé "¿por qué no probarla?", y además estaba pensando comprarme una moto nueva para el verano.
¿Cómo fue la prueba?
Fue genial. La FTR era versátil, ágil, con mucha aceleración y se manejaba muy bien en carreteras reviradas.
¿El nombre de Sébastien Loeb era importante para ti?
Es un icono de los rallies y del automovilismo, alguien a quien he seguido a lo largo de su carrera. También he trabajado en el mundo del motor como mecánico de carreras, así que tener la misma moto que Sébastien Loeb significa mucho para mí.
¿Volverás de Wheels and Waves en moto o llevarás un trailer?
Iré conduciendo de Biarritz a Toulouse, ¡y pienso aprovechar al máximo este viaje inaugural!
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